
«¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?»
Helen Keller
«Hay dos maneras de vivir su vida: una como si nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro».
Albert Einstein
El tiempo vivido no es más ni menos que el tiempo no vivido.
Alguien me dijo una vez que tenemos la capacidad de vivir o de sobrevivir, que podemos pasar toda la pura vida sobreviviendo sin más. Deslizarnos a través de los años, desde la infancia hasta la vejez, sin darnos cuenta de ello. Me dijo que yo tenía la suerte de ser consciente de eso y que por ello intentaba vivir, pero que para poder intentarlo, en primer lugar se necesita esa consciencia.
Ese darse cuenta de lo que nos rodea.
Muchas personas pasan su vida básicamente sobreviviendo. Pero pese a todo, sobrevivir no es ninguna nimiedad, ni nada desdeñable, y alcanzar la vejez, peleándolo, en realidad es toda una proeza. ¿Cuántos no quedan en el camino, arrastrados por la finitud de su tiempo? Enfermedades, accidentes, tragedias naturales, guerras… un sinfín de situaciones pueden truncar la vida y que no sea el desgaste de la vejez, lo que haga incompatible la vida.
Así pues, el que otra persona considere que podrían hacerlo mucho mejor, que esas personas que sobreviven, podrían vivir, o al menos intentarlo, no deja de ser algo paradójico, puesto que, por mejor o peor que hayan sido sus condiciones, han sobrevivido durante todo este tiempo «a su manera», con mejor o peor resultado, pero con la firme evidencia de que ahí están, de que ahí siguen.
Por otra parte, podría suceder que pensemos que esas personas «vivirán» mejor de otra forma, que podrían salir de esa inconsciencia, para entrar en la consciencia que los pudiera llevar a tomar las riendas de su vida, a ese vivir en lugar de sobrevivir. Pero si lo pensamos bien, otras personas podrían pensar de nosotros lo mismo, es decir, que llevamos una vida de pura supervivencia y que podríamos aspirar a vivir, si hiciéramos cambios. Esto lo complica todo, porque al final, no se trata solo de cuántos estudios hemos cursado, cuanto dinero obtenemos al final de mes o que muchas personas se sientan atraídas por nuestro físico, sino más bien de encontrar un equilibrio en lo cotidiano, sin entrar en ese bucle de «seguir adelante de cualquier manera», en el que se puede entrar por diversas razones.
Así pues, cuando vean a personas por la calle, en una situación algo desastrosa, incluso desesperadas, piensen que es cierto, podría irles mucho mejor, y con frecuencia haciendo solo unos pocos cambios, pero después de todo, observen, ahí siguen, adelante, con toda su desastrosa existencia. En esos momentos no viene nada mal recordarnos que la diferencia entre observadores y observados, a veces es tan pequeña que casi es imperceptible, por eso, siempre es bueno leer algunas frases de vida, de nuestros grandes pensadores, y actuar, para no acercarnos demasiado al borde, para no vernos obligados a ascender una y otra vez, la ladera de una montaña empujando una enorme piedra que caerá de nuevo al alcanzar la cima.