
La creación no puede, o al menos no debería, estar sujeta a modas que establecen una validez en función de la repercusión y la recepción de esa misma obra. Después de todo, ¿qué es la creación?, ¿de dónde surge la inspiración?, ¿y la motivación para materializar toda esa inspiración? Porque hay algo que empuja desde lo más adentro para plasmar toda esa fantasía que aparece en la mente, todas esos viajes de la mente por lugares que se encuentran mucho más allá del mundo físico y cognoscible. Por más que avancemos científica y tecnológicamente, existen ciertos aspectos humanos que siguen resultando un completo misterio. Es posible que toda esa inspiración llegue de las profundidades del inconsciente, que despierta ante un fogonazo desencadenado a raíz del escenario más improbable. De pronto, una idea irrumpe en el pensamiento con fiereza, crece, se disgrega, se bifurca y arremete hasta desatar una tempestad. Entonces algo nuevo va tomando forma, se despliega y cuando ya es, cuando la certeza de su existencia es ineludible, es como si el mundo, la vida propia, no hubiese sido posible sin esa idea.
El misterio de la inspiración o de las ideas es algo que nos llevamos preguntando, tal vez, desde el mismísimo origen de la consciencia, e inevitablemente, nos sigue fascinando por su trascendencia, por ser algo que es perceptible, pero a la vez se encuentra mucho más allá de nuestra limitada comprensión.
Extracto y breve adelanto de la introducción a Coreografía, obra que aparecerá en 2023.