
Nuestro viaje siempre debería ser un viaje de ida, nunca deberíamos escoger la vuelta, darlo todo por sentado ni dejar de asombrarnos y de hacer cosas nuevas, simplemente porque no sean cosas acordes a nuestras costumbres, a nuestra edad, a nuestro contexto histórico, porque sean cosas que aprendimos demasiado pequeños o porque simplemente no nos provee de un beneficio material. Los viajes de vuelta, de algún modo, deberíamos realizarlos por un nuevo camino, en cierto sentido, deberíamos convertir el regreso también en un viaje de ida. Siempre.
Para Ulises, su regreso a Ítaca no fue solo la vuelta tras diez años combatiendo en la guerra de Troya relatada en La Ilíada, de Homero, fue en sí un largo viaje de diez años cargado de dificultades y de nuevas aventuras (tantas que dio a Homero para escribir La Odisea). Todos deberíamos hacer eso, convertir los regresos también en idas, nunca deberíamos estar de vuelta, sino emprender el retorno como un nuevo viaje, como un nuevo inicio. «Estar de vuelta de todo”, con todas sus características, convierte la existencia en una especie de suplicio. Es algo agotador. En cambio, por mal que vayan las cosas, si confiamos en que cada día nos puede deparar algo nuevo, si creemos en que todavía podemos aprender y sentimos curiosidad de aquello que nos rodea, entonces nada estará perdido, sin importar la edad que tengamos o la situación en la que nos encontremos. Como escribió Constantino Cavafis en su poema Regreso a Ítaca: “Cuando emprendas tu viaje a Ítaca / pide que el camino sea largo, / lleno de aventuras, lleno de experiencias”, porque nuestras aventuras, nuestro esfuerzo, nuestros descubrimientos, nuestros éxitos y fracasos, nuestras alegrías y tristezas, es lo que somos, aquello en lo que nos convertimos día tras día. Y cuanto más experiencias acumulemos a lo largo de la vida, más larga habrá sido esta, independientemente de cuanto dure en años.
Es inevitable, somos un cúmulo de cambios constantes, es el viaje el que nos construye, y el viaje es la propia vida, nuestra vida, con todas sus inconsistencias, maravillas y peculiaridades.
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