Antes de sentarnos a ver la película,
puse un paquete de palomitas en el microondas
pero apenas la mitad del maíz explotó, incluso algunas se quemaron
puse otro, esta vez con mejores resultados.
Al llegar a la habitación
comenté que el microondas empezaba a fallar con demasiada frecuencia.
—Quizá tengamos que ir pensando en comprar uno —respondió ella.
Comimos las palomitas.
Vimos la película y nos fuimos a la cama.
Esta mañana,
al despertar y revisar el correo electrónico
había un mensaje en el que me ofrecían una serie de microondas en oferta.
De pequeño,
nunca hubiese imaginado que esto sería el futuro.
Lo cotidiano y la ironía. Me gusta que va tan de la mano.
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Muchas gracias David
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