Bajo la cúpula y ante sus designios
en mitad de alguna de esas tantas muchas vueltas
escribo apresurado borradores imprecisos
imprecisos como yo
a menudo olvidados.
Es mi prisión de hierro y asfalto
en ella escribo
oculto entre todos esos coches de gama alta
de espaldas a las cámaras
esas cámaras que apuntan hacia todas las partes del cubo.
No busco la belleza esta vez,
escribo para huir
necesito escapar del hastío y la monotonía
del tedio
del cansancio
del desasosiego y la fatiga.
Necesito olvidar la desesperanza y la melancolía
y alejarme de ese hedor impregnado en cada rincón de mi celda
alejarme de la ignorancia, la falacia, la intolerancia, la estupidez…
de todas esas cosas que de tan cerca tenerlas acaban por alienarte hasta convertirte en una oveja más,
otra más.
Escondido tras barricadas de coches
sé que escribo para sobrevivir
para no desfallecer
para soportar la carga
para desaparecer y olvidarme de todo y de todos,
de mí.
De algún modo,
escribo para seguir jugando
a que tengo un motivo
por el que seguir creyendo en este juego.
Un motivo por el que seguir jugando.