absorto
en ese universo tan propio
con la séptima de Beethoven de fondo
trabajo mis textos a contrarreloj
apenas queda media hora para tener que descender al mundo real
al mundo físico
al trabajo, a los atascos, a las prisas…
suena el móvil
me distrae de mi escritura
es mi pareja, preocupada:
“Abrigate bien, está nevando”.
me asomo un poco
por la calle se oye a una mamá preocupada:
“no conduzcas cariño, nevando no, yo te llevo en cuanto llegue”…
y poco después
apresurado,
camina un hombre de más de treinta,
cansado por la dureza del trabajo y la crudeza de la vida
se lamenta malhumorado:
“Con todo el trabajo que tenemos, encima esto”.
“No hay esperanza”
suspiro afectado e intento volver a mis textos,
cuando a lo lejos,
oígo a una pequeña florecilla de apenas cinco años:
“¡Está nevando, papá, papá ven, ven, mira, mira está nevando…!”
Sonrío aliviado,
sé que aunque el invierno es crudo, la primavera pronto despertará,
pero, melancólico, no puedo evitar hacerme la maldita pregunta:
“¿A qué edad mueren los ángeles?”
Madrid 13 de febrero de 2017